miércoles, 14 de mayo de 2014

Reformas económicas en Cuba

En 2011, el VI Congreso del Partido Comunista Cubano definió la apertura económica de la Isla al capital extranjero después de más de 50 años de ruptura con el capitalismo mundial. Ese es el marco -explica el periodista e investigador, Agustín Lewit- que posibilitó que la Unión Europea y el país caribeño hayan planteado la voluntad de retomar las relaciones económicas y diplomáticas. El trasfondo en una economía débil y los cambios políticos y sociales tras la llegada de Raúl Castro al poder.



La Unión Europea dejó sin efecto la “posición conjunta” de veto a Cuba que sostenía desde 1996. En ese año, el presidente español José María Aznar fue vocero del veto económico y diplomático a Cuba. “Acoplándose a la política de Estados Unidos,  se corta la relación comercial de la UE como bloque regional con Cuba”, recuerda Lewit. Pero este acercamiento con la UE no ocurrió de la noche a la mañana. Desde la asunción de Raúl Castro se abrió un panorama para que se produzcan una serie de cambios. Para Lewit “era evidente que había que hacerlos pero se iban postergando”.

El puntapié fue en 2011 cuando el VI Congreso del Partido Comunista definió los lineamientos generales de la política social y económica para los siguientes diez años.  Entre ellas, la apertura al capital extranjero. Lewit aclara que esas medidas fueron sumamente discutidas desde las bases del Partido: “A diferencia de otras democracias occidentales muy acostumbradas a que la política se cocine en lugares sectorizadas donde el pueblo poco tiene que ver con lo que se decide”. 

El periodista de Nodal e investigador del Centro Cultural de la Cooperación agrega que no solo la ley de apertura al capital extranjero sino la propia realidad económica y social del país ha permitido esa apertura de la economía cubana. “Por ejemplo, se ha incentivado el cuenta propismo, que los cubanos se dediquen a la actividad privada o a la formación de cooperativas sin intervención del Estado”.

La apertura económica se cristalizó con la aprobación de ley de inversiones extranjeras aprobada en marzo pasado por la Asamblea Nacional. La misma establece un “régimen de facilidades, garantías y seguridad jurídica al inversionista que propicia la atracción y el aprovechamiento del capital extranjero”. Es importante señalar que la inversión extranjera será autorizada en todos los sectores, con excepción de los servicios de salud y educación a la población, y de todas las instituciones armadas, salvo en sus sistemas empresariales. A fines de abril, una comitiva de la Unión Europea viajo al país latinoamericano para dar inicio a una ronda de negociaciones.

Por su parte, "la cuestión de fondo es un gran problema económico de Cuba", opina Lewit. Así, atribuye lo cambios a los cuellos de botella que impiden el crecimiento. Si en la última década, en Latinoamérica hubo una tasa de crecimiento promedio es del tres por ciento, en Cuba fue considerablemente menor. "El crecimiento depende de la inversión extranjera que no llega, hay mucha falta de inversión y lo sabe el Gobierno cubano. Tomar esas medida son es sencillo, es pegar un giro a un camino muy preciso que implica transformar una estructura política y social muy poco proclive a los cambios", concluye.

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